Todo estaba consumado, se había dicho la última palabra y yo me quedé junto a mi ventana y te vi partir. Te detuviste en la esquina, en la mancha de luz de un farol. Tu pelo era oro y tu abrigo una llama roja en la noche. Subiste la mirada una vez, tu cara un borrón pálido a través del cristal rayado por la lluvia. Me pareció que tus ojos se encontraron con los míos en un último destello. Me aferré al momento, el invierno llenaba mi alma. Entonces te volviste y te alejaste caminando. Sentí que... Sign in to see full entry.